domingo, 27 de febrero de 2011

EL SUICIDA

A pesar de la rapidez con la que actuó el equipo de reanimación, pasaron varios minutos hasta que volvió a respirar. Cuando recobró la consciencia y abrió los ojos, una mueca de horror inmovilizaba su rostro. Después contó que lo que había visto al otro lado, lo que se escondía detrás del escenario, era infinitamente peor.

lunes, 14 de febrero de 2011

UNA NUEVA VIDA

                                      El Bosco

Me bautizaron hace sesenta años. A los seis hice mi primera comunión para poder acompañar a mis padres a las anémicas misas con las que el padre Borrás nos obligaba estrangular bostezos. A pesar del terror que me producía el olor a sotana sucia, acudía con frecuencia al confesionario, convencido de que los susurros del capellán me evitarían el fuego eterno del infierno. Hasta me casé por la iglesia con una mujer pánfila y devota, para la que el sexo suponía un   trámite vulgar e inevitable.Todo según lo estipulado. Pero aquel día perdido en el calendario, marcado desde hace tanto tiempo con un círculo rojo, ha llegado. Hoy termina mi contrato de permanencia. Al fin puedo declararme ateo.Y suicidarme.

A los pacientes lectores: llevo un mes peleándome con varias compañías telefónicas, lidiando con sus inoperantes operadoras, sufriendo la tortura de música horripilante y machacona durante horas y horas, escuchando delirantes cláusulas y abusivos contratos, con sus respectivas obligaciones de permanencia.
Vivo reprimiendo las ganas de volverme terrorista. Y no es fácil.



 

miércoles, 9 de febrero de 2011

CORRECTIVO

                                 Frans Van Mieris

Convencido de que aquello no podía ser obra más que de dios o el diablo, el doctor Trapelli escondió la oreja que había recibido aquella mañana en un sobre acolchado, en el único cajón con llave de su escritorio. Tiró la llave.
Ahora los pacientes siguen llenando la consulta con males reales e imaginarios. Llegan aquejados de fiebres y espasmos,  gota o insomnio. Y no pocos comentan que últimamente el doctor les dedica una atención mucho más profunda, una escucha más atenta.